Introducción
El producto de la interrelación de los procesos naturales (ciclos naturales como los del agua, carbono, nitrógeno, etc.), y técnicas de las sociedades humanas, que intervienen en el funcionamiento de un territorio se define como METABOLISMO TERRITORIAL.
“Los territorios y las sociedades forman parte de sus entornos, de los que extraen recursos y en las que rechazan diversos elementos, como moléculas que contaminan el aire, productos manufacturados o residuos.”
Desde este punto de vista, las ciudades son los espacios que concentran mayor cantidad y diversidad de flujos de energía y materiales, lo que se conoce como metabolismos urbanos.
El Modelo Territorial constituye la proyección espacial del estilo de desarrollo de la sociedad en un territorio, integrando las políticas social, cultural, ambiental y económica con la planificación física, para procurar una estructura espacial adecuada.
Desde este punto de vista, el territorio es un “tablero de ajedrez” en el cual, interactúan los tres sistemas (natural, rural y urbano) y dependiendo de las relaciones y el equilibrio entre ellos, la organización espacial de los usos y actividades y las infraestructuras de transporte que los conectan, la capacidad de adaptación al entorno a la hora de ocupar los suelos, y la eficiencia en la gestión y el consumo de los recursos, se puede estar ante un modelo territorial enfocado hacia la neutralidad climática o, por el contrario, de altas emisiones y despilfarrador de recursos.
(Ver área temática (MOT) Morfología y Modelo de Ocupación del Territorio)
En ese “tablero de ajedrez” en el que se convierte el territorio, la simbiosis agua y energía se ve completada con la integración del ciclo de vida de los residuos y se apoya en la no menos necesaria gestión de la movilidad, conformando varios de los ejes integradores de todas las políticas de acción climática.
En el sistema natural los seres vivos gestionan sus recursos basándose en un metabolismo circular, en donde la luz solar, el agua o los nutrientes (entradas) son transformados en calor, energía y biomasa y aquellas sustancias que ya no son necesarias (salidas) regresarán al circuito y cumplirán otra función en el ecosistema. Por el contrario, la mayor parte de los entornos antropizados de hoy en día se basan en metabolismos lineales, extrayendo materias primas, fabricando productos para su consumo y desechándolos tras su uso, causando así el agotamiento de los recursos naturales o la alta dependencia sobre aquellos no renovables, así como la contaminación en forma de emisiones y vertidos al medio ambiente local y global, generados, en su mayor parte, desde las ciudades y la agricultura que las alimenta.

Figura 1 Metabolismo lineal vs Metabolismo circular. Fuente: Elaboración propia a partir de Metabolismo urbano y gestión de recursos. www.bioazul.com
En el sistema urbano, para mantener su organización y dinámica, los asentamientos humanos necesitan consumir los recursos (energía, agua y materiales) de los sistemas de soporte ubicados en el entorno más cercano, por lo que, es necesario enfocar la mirada hacia un nuevo régimen del metabolismo territorial que aproxime a la resolución de las incertidumbres existentes, en donde, la energía consumida provenga a partir de fuentes renovables y que su uso no perturbe el sistema natural y los ecosistemas que lo conforman, por encima de su capacidad de regeneración.
Debido a las características intrínsecas de las ciudades que lo conforman, se consideran sistemas urbanos insostenibles dependientes del entorno físico para mantenerse, las cuales están sujetas, fundamentalmente, al acceso a los recursos naturales, a través de las infraestructuras pertenecientes al metabolismo territorial, para satisfacer las necesidades esenciales.
En conclusión, la ordenación del territorio, el urbanismo, el transporte y la movilidad, la edificación y los flujos de recursos (energía, agua y residuos), están implicados en la creación de escenarios ahorradores o derrochadores y, las causas y efectos de estas conductas, pueden ser paliadas sobre el planeamiento urbanístico, cualquiera que sea su escala de aplicación, a través de la implantación de modelos de gestión y organización territorial y urbana con criterios de sostenibilidad.
Por ello, la presente área temática tiene de base los siguientes Objetivos de Desarrollo Sostenible y los Objetivos estratégicos de la Agenda Urbana Española 2030 desde donde se toma el punto de partida para prevenir y reducir los impactos del cambio climático y aumentar la resiliencia del metabolismo territorial y urbano, mientras se potencia la gestión sostenible de los recursos a partir de la autosuficiencia y la economía circular desde el planeamiento urbanístico.
Entre ellos se destacan los ODS 6 “Agua limpia y saneamiento”, 7 “Energía sostenible y no contaminante”, 11 “Ciudades y comunidades sostenibles” y 12 “Producción y consumo responsables”.
A medida que estos sistemas insostenibles se alejan y destruyen las fuentes de recursos y suministros de los desechos que producen, se incrementan los impactos. Estos impactos, sumados a los problemas socioeconómicos resultantes del modelo de urbanización difusa, hacen más notable la crisis y la insostenibilidad de esta forma de urbanizar predominante hasta día de hoy.
Afrontar el cambio climático desde las infraestructuras extractoras y tratantes de los recursos naturales, requiere mitigar la emisión de GEI e implementar medidas de adaptación para reducir la vulnerabilidad y los riesgos a los que se verán afectados. Así como, para potenciar y aumentar la resiliencia de las infraestructuras frente a los eventos extremos.
El siguiente diagrama de impactos pretende ofrecer una visión holística y sintética de los principales riesgos e impactos que se espera que afecten más directa e intensamente al presente área temática aunque solo se muestran las relaciones más relevantes e inmediatas en aras a establecer y priorizar medidas adaptación y definir unos indicadores de diagnóstico, modelo de ordenación y seguimiento para los planes urbanísticos.

Figura 2 Esquema de impactos del cambio climático sobre el AT Metabolismo Territorial y urbano. Fuente: Elaboración propia a partir de IPCC, 2014.
Estructura y composición del área temática
El área temática se estructura en cuatro ejes de integración, descendiendo en distintas líneas de análisis, vinculados los unos a los otros que hacen que, desde la perspectiva del planeamiento urbanístico, se contemplen los aspectos metabólicos como una parte fundamental y constituyente de la estructura territorial y urbana sobre los pilares de la reducción del consumo de los recursos, la eficiencia, la resiliencia de las infraestructuras y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Aspectos inherentes a la lucha contra el cambio climático.
Estos tres primeros ejes se enfocan desde la perspectiva de la MITIGACIÓN. La cual está relacionada con la eficiencia y sostenibilidad en el uso de los recursos, la generación de residuos y su relación directa con la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). Esta relación se establece principalmente a través del gasto energético que lleva intrínseco el tratamiento, gestión y distribución de cada uno de los recursos y elementos de los que trata el metabolismo territorial (energía, agua, materiales y residuos), es decir, en todo su ciclo de vida.
El primero de ellos, Sostenibilidad y Recursos Energéticos, trata sobre viabilizar desde la planificación estructural y urbana, la superación de la condición de que, el territorio y los agentes que lo componen, sean meros consumidores de energía y generadores de gases de efecto invernadero a partir de la generación de energías provenientes de fuentes renovables que tiendan a la autosuficiencia, combinado con medidas de ahorro y eficiencia.
En el segundo eje, Infraestructuras y Recursos Hídricos, es en donde resulta fundamental la descarbonización, la reducción de las emisiones de GEI, el aumento de la eficiencia energética en las infraestructuras hidráulicas o incorporación de fuentes de energía renovable, mediante la producción o recuperación en los procesos de producción industrial de agua, así como la gestión integrada de los recursos hídricos del territorio a través del aumento de elementos captadores de agua pluvial que minimicen el consumo energético del ciclo urbano del agua.
El último eje de integración, Infraestructuras de Gestión de Residuos, trata sobre el uso eficiente de los materiales atendiendo a todo su ciclo de vida promoviendo la reducción, la reutilización y el reciclaje de los residuos (RSU, RCD, etc.), es decir, viabilizando el cumplimiento de la Economía Circular, potenciando la recogida selectiva en origen como criterio para obtener materiales de calidad para su reutilización bajo los principios de autosuficiencia y proximidad.
Sin embargo, el concepto de Economía circular, no se debe limitar únicamente a la gestión de los residuos, sino que, sin dejar de ser uno de los ejes fundamentales para su implantación, debe universalizarse y aplicarse en su totalidad al urbanismo para conseguir ciclos cerrados en donde se potencie la autosuficiencia a partir de fuentes renovables.

Figura 3. Organigrama del área temática “Metabolismo Territorial y Urbano (MTU)”. Fuente: Elaboración propia.
Finalmente, el área temática finaliza con un último eje de integración, Resiliencia y adaptación de las infraestructuras de servicos esenciales, que engloba los otros tres en donde se trata la perspectiva de la ADAPTACIÓN, el cual atiende a los posibles impactos derivados del cambio climático, la reducción de la vulnerabilidad y aumento de la resiliencia de las infraestructuras del metabolismo territorial y urbano, en función de las características y tipologías del ámbito, liberando la presión antrópica sobre los sistemas naturales, a la vez que aporte seguridad al suministro de los recursos frente a eventos extremos que puedan sucederse.
A su vez, el agua se plantea como el elemento integrador para impulsar el desarrollo económico y social y, al mismo tiempo, garantizar la integridad del medio ambiente favoreciendo la salud y el bienestar de la ciudadanía bajo la meta de la sostenibilidad y la eficiencia de las infraestructuras hídricas urbanas. Para ello, es imprescindible vincular el desarrollo urbano al ciclo del agua en su expresión local (captación de agua de lluvia, reutilización de las aguas marginales, etc.). Es decir, avanzar, desde el planeamiento urbanístico, hacia la autosuficiencia mediante el uso de fuentes de generación local y al ajuste entre la calidad del recurso hídrico y las necesidades de demanda de la población
Ambas perspectivas, se fundamentan en un análisis detallado de las condiciones del ámbito, atendiendo a la situación actual y a las posibles proyecciones o modificaciones relacionadas con el cambio climático y a las pautas del consumo de los recursos y generación de residuos, en relación con los diversos usos.

Figura 4 Los tres pilares de la sostenibilidad. Fuente: Architectural Green Method
Hay que potenciar el reacoplamiento de las ciudades al territorio en función de la ubicación y existencia de los recursos naturales disponibles. A día de hoy, eso ha perdido importancia, las ciudades ya no se asientan y se conforman donde se encuentran los recursos, sino que los recursos, mediante las infraestructuras del metabolismo territorial y urbano, se trasladan a las ciudades recorriendo largas distancias provocando el desacoplamiento con el territorio, una mayor emisión de GEI e impactos medio ambientales.
En conclusión, si se quiere aplicar una estrategia de adaptación y de mitigación de los efectos del cambio global, en lugar de considerar el agua, la energía y los materiales como inputs y los residuos como subproductos de un ciclo abierto es mucho más conveniente integrar las ciudades en el esquema metabólico del territorio. Este modelo se corresponde en líneas generales con el principio de autosuficiencia conectada, según el cual hay que utilizar primero todas las oportunidades que te ofrece el territorio inmediato, sin romper sus equilibrios, antes de solicitar el aprovisionamiento de las redes”.(Requejo et al.; 2017).
Es decir, para optimizar el consumo de los recursos naturales, hay que encajar las ciudades en el territorio, en función de los recursos para generar la menor fricción entre lo que éste ofrece y lo que demanda la ciudad.
Por todo lo anterior, se hace imprescindible que los instrumentos de ordenación ambiental, de los recursos naturales, territoriales, urbanísticos y sectoriales que tengan incidencia en el territorio, introduzcan la perspectiva climática en su proceso de redacción, tramitación y evaluación para que los pueblos y ciudades canarios avancen en la senda de la descarbonización y la adaptación al cambio climático. (Ver área temática (MOT) Morfología y Modelo de Ocupación del Territorio).
Para poder minimizar e inclusive neutralizar los potenciales impactos del cambio climático se ha diseñado un DAFO con las principales variables que conciernen al área temática METABOLISMO TERRITORIAL Y URBANO, considerando el protagonismo multiescalar del modelo territorial así como el de la planificación urbanística. Esta visión supondrá un enfoque estratégico a la hora de explorar las oportunidades que este fenómeno sin precedentes puede traer consigo:
Tabla 1 DAFO Área temática Metabolismo Territorial y Urbano. Fuente: Elaboración propia partir de la AUE
Factores endógenos
DEBILIDADES
Característica de insularidad
Extensión territorial que dificulta la vertebración
Diferencias zonales que dificultan la vertebración
Baja dotación de infraestructuras.
Alta dependencia de fuentes de energía primaria.
Falta de infraestructuras y mantenimiento en zonas rurales y/o periféricas.
Desnaturalización de las infraestructuras
Falta de proximidad a los diferentes usos.
Acumulación de infraestructuras en zonas más desarrolladas.
Deficiente acceso a las infraestructuras y sus recursos
Infraestructuras locales poco eficientes, sobre las que es necesario acometer actuaciones para mejorar su eficiencia energética e incorporar las energías renovables.
Inadecuado sistema de gestión de residuos, con difícil acceso al casco o con instalaciones deficientes u obsoletas en el contexto del reciclaje y la economía circular
Deficiente gestión e infraestructuras hídricas. Problemas vinculados una inadecuada gestión de las redes de abastecimiento de agua o recursos hídricos.
Sistemas de depuración de aguas residuales de alto coste de explotación.
Escasa cultura pública y privada sobre el uso compartido de bienes o la adquisición de bienes reutilizados, reciclados o re-fabricados
Metabolismo urbano: escaso desarrollo de planteamientos holísticos.
Factores exógenos
AMENAZAS
Abandono de infraestructuras y desconexión de zonas.
Incapacidad de implementar planes, programas y acciones.
Infraestructuras ubicadas en zonas de riesgo.
Abandono de infraestructuras por elevado coste de mantenimiento.
Incapacidad de coordinación entre diferentes infraestructuras
Alta dependencia energética exterior en un contexto de escasa producción de energías renovables en el ámbito municipal y bajo nivel de autosuficiencia.
Aumento de la presión sobre la salud humana, el medioambiente y sobre los recursos naturales o un déficit ecológico por una excesiva generación de residuos y un elevado consumo de recursos
Elevada presión turística
Efectos de explotaciones agrícolas intensivas en determinados entornos en los que existe un elevado desarrollo de esta actividad
Problemas de gestión hídrica de alcance supramunicipal o regional que pueden afectar a los entornos urbanos
Aspectos de la normativa supramunicipal que implican determinadas barreras para el desarrollo e implantación de las energías renovables
Escasez de materias primas esenciales y aumento de los precios para el desarrollo de la economía global y local.
Aumento de población en situación de “pobreza energética”
FORTALEZAS
- Características territoriales con posibilidad de promoción de energías renovables y economía circular
- Condiciones climáticas favorables.
- Amplia red de infraestructuras viarias para implementar elementos sostenibles.
- Impulsar acciones de mejora y crecimiento de las infraestructuras para el sistema rural.
- Riqueza del patrimonio natural y medioambiental, cuyo uso y gestión es clave en la generación de procesos sostenibles.
- Políticas municipales en materia de eficiencia energética, como la mejora del alumbrado público o la incorporación de energías renovables en edificios e instalaciones municipales.
- Buena calidad del agua y/o del aire, en términos generales, con efectos positivos sobre la salud humana
- Medidas para el control del ruido y emisiones contaminantes, a través de una evaluación de la situación que permite adoptar las medidas correctoras pertinentes
- Capacidad técnica y tecnológica para la implantación de energías renovables
OPORTUNIDADES
- Incremento de la financiación de proyectos de la UE y a nivel estatal vinculados a la lucha contra el CC que priorizan las SbN, la renaturalización y la generación de energía de fuentes renovables
- Experiencias positivas de SbN que enfrentan la mitigación y/o la adaptación, generadoras de múltiples Cobeneficios.
- Aumento de la inversión en I+D+I en las tecnologías, metodologías y funcionamiento de las infraestructuras
- Nuevos modelos de gobernanza basados en la participación, en la sostenibilidad ambiental y en la tecnología.
- Planes de impulso de infraestructuras eficientes y sostenibles
- Patrimonio natural infrautilizado, que puede constituir la base sobre la que desarrollar actuaciones y estrategias de desarrollo urbano sostenible.
- El desarrollo de la actividad de gestión de residuos como ámbito clave en la mejora y conservación del medio ambiente y la generación de empleo en las ciudad desarrollo de la actividad de gestión de residuos como ámbito clave en la mejora y conservación del medio ambiente y la generación de empleo en las ciudades
- Desarrollo tecnológico vinculado a la generación energética a través de fuentes renovables en los entornos urbanos, al ahorro y eficiencia en el alumbrado público
- Apuesta por un crecimiento sostenible bajo los principios de la economía circular, aprovechando el crecimiento económico.